
Antes de daros a conocer el cuento, queremos compartir unos datos sobre el origen de la relación entre el Zen y el Té. La relación entre el Budismo y el Té comienza sobre el año 730 dC cuando los monjes budistas japoneses que estudiaban en China descubrieron las propiedades del Té para realizar la meditación, por lo que a su vuelta a Japón llevaron semillas de la Camellia Sinensis.

Pero fue en los primeros años del siglo XIII cuando el Zen y el Té se hicieron inseparables, ya que el monje Sen-no Rikyu fundó el Budismo Zen y estableció la Ceremonia Japonesa del Té. Incluso hay un dicho Zen que afirma: «El Zen y el Té tienen el mismo sabor». Ahora sí os dejamos el pequeño cuento que dice:
Un guerrero acude a casa de un Maestro venerado por su sabiduría.
Mientras el anfitrión le va llenando un cuenco de Té, el recién llegado no para de explicarle todos los títulos y logros que ha cosechado los últimos años. Mientras habla el guerrero, el Maestro sigue vertiendo la infusión hasta que rebosa el cuenco manchando la mesa. El guerrero le dice:
«Maestro no siga, que el cuenco ya está lleno», a lo que éste le contesta:
«Exactamente igual que tu mente, vienes tan cargado de ti que no puedo enseñarte nada, para llenar un cuenco primero hay que vaciarlo.»
«Manual del Sommelier de Té» Victoria Bisogno y Jane Pettigrew.
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